Rincón abierto a los amantes de la naturaleza, la caza y la literatura venatoria.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Y allí sigues...




Y llegas... y te acomodas en una piedra de superior tamaño de las que te rodean, esas que el guarda ha ido colocando con paciencia, ruda arquitectura que estoicamente no se inmuta con el paso del tiempo.

Y allí sigues... encerrado en el redil, dibujando lineas imaginarias, sendas ficticias que rematan en un mismo punto y que con una frecuencia desvergonzada clavas en el visor.

Y cae la tarde, y allí continúas... aguantando a la mosca de turno, con los riñones descosidos y las nalgas temblonas. No queda más remedio, el silencio te seduce, te cautiva, y allí permaneces...

Y llega el ocaso... y sigues esperando, el espacio se torna ocre y ese trozo de sierra, por unas horas se hace tuyo, porque te lo has ganado y legitimamente te corresponde.

Y cae la noche... y crees que es la hora, que ha llegado el momento. Un soplo de aire sacude la nuca, piensas que has sido delatado, lo confirmas cuando te regaña. Se enfada, bufa y sospecha pero no identifica lo extraño. El instinto vence al sustento, mas allí sigues...



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegra verte de nuevo en la faena y ver4 que tu tambien sigues ahí.
Pero sigue que me has dejao solo con la foto y no se lo que pasó?

JuanD.


Esteban Cabrera dijo...

Vaya sorpresa y alegría a su vez. Cuanto me he alegrado de encontrarte de nuevo por estos lares de las crónicas monteras y derivados.
Un saludo y buena caza.

EL_LOCO! dijo...

¡¡¡¡Ya te vale Chucho!!!! eres un desertor del arao.Me alegro del regreso.

Rafa dijo...

Edu!!! Un abrazo!!!

José María Ortega dijo...

¡Ahí, ahí!
Esa es la actitud, seguir ahí quietecico.
Pero ojo con el Linares a ver dónde se ha puesto que, si te corta los pasos, es tontería seguir ahí teniendo tanto que hacer.