El pasado sábado monteabamos en la finca manchega de El Arquillo, propiedad de Agustín Flores, una bonita finca de tres mil hectareas situada en la localidad albaceteña de Peñascosa muy cerca de Alcaraz y que llevaba seis años sin montear, al menos de manera oficial, porque el año pasado creo que dió un ganchete la propiedad.
Se cerraba la mancha la laguna, de mil hectareas, con 60 teóricos puestos, aunque a mi me pareció que había algunos más. El día fué desapacible, mucho frío, agua sin cesar y casi seis horas de camino entre ida y vuelta. A Antonio Linares y a quien escribe nos tocó en suerte el puesto número siete de una armada de cierre del que no recuerdo el nombre, en el ecuador de la montería y a unos cien metros pecho enfrente vimos como cruzaba un guarro, cuatro tiros de mi collera y uno mio no fueron suficientes para quedarnos con él, otro más nos entró apretado por los perros pero tapado por la espesura de un arroyo que no pudimos tirar.
El resultado final una marranada, sí, sí, una marranada, ochenta y siete cochinos, aunque ninguno destacable por su boca, tan solo dos navajeretes, uno de ellos abatido por nuestro amigo de Siles Eloy Martin.