Rincón abierto a los amantes de la naturaleza, la caza y la literatura venatoria.

domingo, 28 de marzo de 2010

FOTOS PARA EL RECUERDO


Publicamos las fotografías que amablemente nos ha enviado nuestro amigo Gerardo Horno, más conocido como "el loco". La de arriba es la tablilla del marrano con el que se hizo novio Jose Damas en La loma de La Reina, medalla de plata, y del que tanto se habló. El pavo de abajo fue fruto de un agarre de sus perros. Muchas Gracias Loco.

La fotografía de la portada del blog está recogida también de la portada del Programa para la mejora de la gestión cinegética, proyecto de La Fundación Gypaetus, donde según la citada Fundación "la caza desempeña un importante papel en la conservación de las especies amenazadas. Argumentos como la gran superficie sometida a aprovechamiento cinegético y el hecho de que especies cinegéticas y amenazadas se interrelacionen formando parte de ecosistemas fundamentales para la conservación de nuestro patrimonio biológico, llevan al convencimiento de que gestionar bien la caza es conservar la biodiversidad".

"La caza no sólo debe ser compatible con la biodiversidad, sino que además, debe constituirse en herramienta que implemente las estrategias de conservación. Para conseguirlo es necesario promocionar y popularizar modelos dinámicos de gestión cinegética que incorporen criterios de calidad y sean compatibles con la conservación y promoción de la biodiversidad."

"La Fundación Gypaetus reconoce la importancia que la gestión de la caza debe tener para la conservación de especies y hábitats. La prioridad es fomentar modelos de gestión que potencien los recursos cinegéticos al mismo tiempo que favorezcan la conservación de la biodiversidad."
 
"Para ello se crea este programa, concebido para promover modelos de gestión de la caza que incorporen criterios técnicos de sostenibilidad y desarrollen una caza mejor planificada. El objetivo general de este programa será armonizar la caza y la conservación yendo más allá del cumplimiento de la legislación y logrando el compromiso de gestores y cazadores con la conservación. El objetivo de este Programa es trabajar con acotados de diferente casuística, evaluar los resultados obtenidos y divulgarlos". http://www.gypaetus.org     


lunes, 22 de marzo de 2010

TIRADA EN CARBONEROS

Con el objetivo de mitigar en cierto modo el síndrome de abstinencia originado por el parón cinegético y con la excusa de hacer una visita a nuestro anfitrión, el amigo Rafa Matiaces, que dicho sea de paso es más famoso en Carboneros que su fundador, el intendente de Carlos III, Pablo de Olavide, acudí este domingo a una suelta de perdices organizada por la Sociedad de Caza de Carboneros.

No he comulgado nunca con este tipo de caza, insípida y artificial, pero nuestra intención era hacer un poco de puntería, proveer de placer a la yema del dedo índice y como decía anteriormente, liberarme del largo ayuno venatorio, que el estío queda aún lejano, en definitiva “echar un buen rato” y así lo he hecho, apretando el gatillo en varias decenas de ocasiones y alegrándome un poco la vista con los pelotazos de las granjeras.

Aprovechando la ocasión, desde aquí se me ocurre hacer una reflexión en torno a este tipo falsificado de caza, y no me refiero a esta tirada en concreto, al fin y al cabo las perdices se arrojan desde lo alto de un cerro y son abatidas al franquear los puestos, las que quedan no duran dos días, tienen borrados los genes del instinto de supervivencia, me refiero a las repoblaciones sin control (y también me atrevería a decir a las controladas) que tanto daño están haciendo a nuestros cotos, con mucha perdiz hibridada y enferma.

Supongo que todos deseamos que la perdiz levante brava el vuelo, arranque con tal fuerza y estruendo que del sobresalto casi nos caguemos en los pantalones, también supongo que no queremos que la ficticia y usurpadora gallinácea cumpla con una volada de escasos metros, sin apenas hacer ruido, como si de un mochuelo se tratase, que nuestro perro la cobre con cierto asco y que cuando la colguemos en la percha, nos acompañe durante toda la jornada el tufo a gallinero.

Esto sucede cada vez en más y más cotos, la perdiz roja autóctona, la autentica perdiz delibeana esta pasado a mejor vida, o a peor según se mire ¿Es este el sucedáneo de caza que queremos? ¿Llenar el morral de estas mansas? Sigo suponiendo que no. Estas perdices de cajeta, sin lugar a dudas, no satisfacen al verdadero cazador, al que busca el reto en la dificultad del lance.

La solución a esta emulación, cada vez más común, se encuentra en nuestras manos y se llama Gestión, una gestión comprometida y formada.

PD: Buen día y excelentes los churros que nos desayunamos en La Carolina, eh Rafa, como sabes tu.

sábado, 13 de marzo de 2010

CAZA Y PLUMA. MIGUEL DELIBES IN MEMORIAM.


“La sombra del ciprés es alargada” y apunta hacia el límite de lo terrenal con lo incorpóreo, donde el veterano cazador ha cruzado para siempre “El camino”,  fundiéndose con su “Señora de rojo sobre fondo gris”. “Con la escopeta al hombro” y la pluma en la mano, desde el firmamento, reanudará sus largas caminatas tras “La caza de la perdiz roja”, él solo, con su perro y “Las perdices del domingo”, eternizando el “Diario de un cazador” prorrogará sus “Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo”.

Desde allí, junto a los “Santos inocentes”, vociferará a la milana bonita, ¡quiá, quiá!, topándose con Azarías, que ya no tendrá que evacuar sobre sus manos para que se no se agrieten con el frío, porque “Los estragos del tiempo” quedaron atrás y dialogará en soledad “Cinco horas con Mario” o seis horas o más en las largas “Siestas con viento sur” del sempiterno.

En tierra permanecerán “25 años de escopeta y pluma” y 89 intensos años más, el recuerdo indeleble de “Dos días de caza”, en el “Último coto” resistirá agazapado “El conejo” tras la quietud inmóvil de la muestra del perro. Con sus coloridas libreas “Mis amigas las truchas” seguirán remontado las corrientes de los ríos, regatos que han sido testigos de las “Viejas historias de Castilla la Vieja”.

“La tierra herida” y “La naturaleza amenazada” quedarán lejos del paraiso, subsistiendo aquí, en el estrato terrenal, junto a “Las ratas“. “Las hojas rojas” del libro de la vida se desvanecen y la curtida pluma encontrará “El tesoro”, su tesoro, “Mi vida al aire libre”, su vida.

“El Hereje”, el que nos deja, la voz del pueblo que no puede hablar, el apasionado de la tolerancia y la libertad, envuelto en “La mortaja” en su calle dos de mayo, es “El príncipe destronado” (por la muerte),… trono que nunca perderá, en la ciudad del Pisuerga, su Valladolid natal.

Adiós o mejor hasta luego, porque siempre habrá un libro suyo en nuestras manos, al hombre de bien, al cazador, al pescador, al deportista, al catedrático, al literato, al periodista. Mucho tenemos que agradecer los cazadores al hombre que con sus letras dignificó nuestra querida afición a la caza.

Hasta siempre al creador de la utópica frase “hombre libre, sobre tierra libre, contra pieza libre”.

Nuestro más sentido pésame a la familia, en especial a su hijo Juan Delibes con el que tuvimos la oportunidad y el placer de cazar este año.

Descanse en paz.


lunes, 8 de marzo de 2010

RECECHO INSOLITO


Miércoles álgido de mediados de noviembre del año 2.009, como suelo hacer cada noche, antes de una cita venatoria, cuidadosamente apaño el morral, en el que guardo los prismáticos, las balas, el cuchillo, la cámara de fotos, la documentación…, esta vez también los guantes y un gorro de lana, que el día se vaticina gélido, saco del armero el rifle lo miro y vuelvo a mirar, muchas veces quedo absorto pensando en no se que, me asomo al visor apunto aquí y allí y como de costumbre, al no haber suficiente espacio en casa, con sigilo, con la punta del cañón retiro lentamente la cortina del balcón justo lo suficiente para apuntar a una antena de televisión sin ser visto, la antena se transforma en el muflón que al día siguiente intentaré abatir en rececho y que pausadamente cruza por la óptica, todo un hábito  que ya se ha convertido en un verdadero ritual.

El despertador, esta vez tampoco suena, no le doy tiempo a ello, me desvelo en multitud de ocasiones y una hora antes de lo previsto ya estoy saboreando con tensa calma un café con el primer purito del día, que dicho sea de paso sabe a gloria, mientras tanto me calzo las botas, primero un nudo después una vuelta en la caña, seguidamente una lazada y para finalizar otro nudo, manías que tiene uno, me aseguro de no olvidar nada y me pongo en camino.

A la hora prevista y antes de las primeras claras del día tomo el segundo café en un bar de carretera cercano a la finca, donde he quedado con los gestores de esta. Esperamos a que llegue Paco, un señor de Sevilla que también va a recechar un muflón, viene acompañado por otro cazador que nos deleita narrándonos sus aventuras en safaris africanos.

Nada más bajar del coche observamos en lo más alto de unos riscos cinco o seis muflones, no recuerdo bien, hay uno que merece la pena por lo que nos disponemos a hacerle la entrada, no puedo esperar a encontrar otro mejor, es el segundo día que voy, la semana anterior no pude tirar y los muflones no se dejan ver, hay que aprovechar la oportunidad que hoy nos brinda la sierra. Decidimos entrar por detrás, ya que los “carneros” parecían haberse percatado de nuestra presencia pero no los encontramos donde esperábamos hallarlos, tuvimos que dar con celeridad, un giro de ciento ochenta grados esquivando las escarpadas riscas muy resbaladizas por el rocío de la mañana y allí estaban donde los vimos por primera vez, en todo lo alto aunque esta vez a tiro. Cuando encaré el rifle el corazón empezó fuertemente a palpitar, la boca quedó seca y una enérgica subida de adrenalina me hizo hacer un receso, aspirar aire profundamente varias veces y volver a encarar. Al disparo no vi al muflón, Jose me tranquilizó diciéndome que había caído por detrás pero que existía el riesgo de que se hubiese dañado los cuernos con las piedras, se había despeñado desde bastante altura.

Con más nervios que antes fuimos en su búsqueda, al llegar al sitio Jose dio una voz – Joder, que barbaridad, el muflón había quedado enganchado del cuerno, colgado en una rama de un arbusto que surgía de entre los peñascos, la imagen era desgarradora más propia de un aquelarre que de una cacería, la sangre que brotaba del cuello goteaba recorriendo todo el cuerpo del bóvido, no se me ocurrió otra cosa que preguntar que quién había hecho semejante atrocidad, respondiéndome - ¿Quién lo va hacer, sino tú? En un principio por la impresión que me causó no había relacionado el lance con la patética escena, puedo jurar que fue así.

Tuvimos que practicar escalada, no sin ciertas dificultades, para bajar al muflón, con la ayuda de Rafa pudimos rescatarlo, cosas de la caza, ese día tuve suerte pues a las nueve de la mañana había concluido el rececho y el muflón sorprendentemente no sufrió daño alguno en su cornamenta. Estuvimos toda la mañana disfrutando de la finca, tras el almuerzo Jose y quién escribe acompañamos a Paco, el señor sevillano al que antes hacía referencia, que no tuvo la oportunidad de tirar por la mañana, recreándonos también con el bonito muflón que abatió por la tarde.


 

  

  



El abatido por Rafa la semana anterior

 
El abatido por Paco