Tras la suspensión del pasado sábado, cerrabamos la temporada montera en la loma de la reina, largo desayuno, tras demorarse en exceso el sorteo, con mucho tiempo para cambiar impresiones con los amigos, esta vez nos acompañaban a los seis de la semana pasada otros cinco toxirianos más, Juan Eugenio, que volvía a esta finca cinco años después del desagradable percance sucedido con una bala perdida, su hijo Juan Angel y Jose Maria Ortega, junto con dos cazadores de menor Francis y Jose que asistían por primera vez a una montería. Grata e instruida la conversación que mantuvimos con Joaquín del Arco y Rafa Matiaces a los que conocimos personalmente, previa presentación por parte de Jose María.
Tras el sorteo rápida colocación de los escasos cuarenta puestos. Nos correspondió en suerte el tres de la Traviesa Raya Gregorio, un largo cortadero de los que preferimos evitar, suponemos que todos sabemos porqué. Buen trabajo de los perros durante toda la mañana, muchas ladras, dos muy cercanas, tensión contenida, rifles encarados esperando que los guarros crucen el cortadero, pero las ladras cambian de dirección y poco a poco se diluyen entre lo espeso del monte, no dió mas de si nuestro puesto, esta vez no los pudimos ver, tendrá que ser la próxima temporada. Sobre el cemento quince ciervas y cinco guarros destacando un macareno homologable abatido por los monteros novatos.
Lo peor de la jornada la "apropiación indebida", por no mencionar otro vocablo más explícito, del marranaco por los perreros de una rehala con el consentimiento de su propietario, los noveles monteros haciendo caso a las indicaciones que les dimos antes del comienzo (no os movais del puesto, enterrad las balas... ) no fueron al agarre. Unos ingenuos y los otros demasiado avispados se llevaron al marrano cortandole la cabeza. Al final el tito Paco, capitán de monteria, actuando como forense, ayudado por su adjunto Juan Eugenio hicieron la autopsia, tipo CSI Miami, hallando este último el orificio de entrada entre el codillo y el cuello teniendo la rehala que devolverlo al legítimo propietario. También debemos reconocer que sin la ayuda de la rehala posiblemente el marrano no hubiese sido cobrado.
Como no podía ser de otra forma, despues del feliz lance hubo noviazgo por todo lo alto. Así es la caza, a la primera un magnífico solitario; "Veni, vidi, vinci" (fui, vi, vencí), como hubiese dicho el General romano Julio Cesar y lo mejor es que lo tuvieron que convencer porque no quería asistir ¿Cuantas monterías tendrán que pasar para que el novio se encuentre con otro macareno como este? que no se crea que esto de la montería es Jauja.
Un saludo a Rafa Matiaces, socio del Grupo Miranda, un tio cojonudo, al que conocíamos solo por las fotos y crónicas de Poncho y con el que echamos una tarde estupenda. Felicidades tambien a Jose Damas por el guarraco.
PD: Desde aquí siempre defenderemos a las auténticas rehalas y los auténticos perreros como elemento motriz de la montería, pero no nos vamos a callar cuando veamos que se extralimitan de las funciones propias de su tarea.
El sorteo
El puesto
Los monteros
La autopsia
El novio
El marranaco
Los buenos colmillos y las magníficas amoladeras
La ceremonia
La foto para el recuerdo